A todos nos gusta cotillear, reconozcámoslo. Hablar sobre otra persona (en su ausencia) es más bien fácil, nos cuesta poco, e incluso puede llegar a ser divertido para algunas personas, pero no nos damos cuenta del daño que pueden causar a otras personas.
Por otro lado, cotillear nos da un cierto prestigio, nos hace sentir poseedores de un conocimiento especial.
No nos olvidemos de que el cotilleo puede convertir en víctimas a personas inocentes, especialmente si no se sabe quién cotillea y si el comentario está dirigido a mucha gente, como puede suceder en las redes sociales. En este caso puede ser incluso peor. Un consejo que yo daría es que si a ti no te gusta que cotilleen sobre tu vida o que hablen mal sobre ti, no debes hacérselo a los demás.
Ainhoa Rubio 5ºA
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